
Los avances en técnicas nucleares ayudan a que la radioterapia sea mucho más efectiva
Desde el descubrimiento de la radiación en 1901, la radioterapia se ha convertido en una herramienta indispensable para tratar el cáncer. En el mundo, cada año más de 14 millones de personas son diagnosticadas de cáncer, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Alrededor de la mitad de los pacientes reciben radioterapia en algún momento del tratamiento, y esta suele combinarse con otros métodos como cirugía y quimioterapia.
La radioterapia
El cáncer se produce cuando las células del organismo crecen y se dividen de manera anómala y descontrolada. En radioterapia, un equipo de oncólogos, físicos, médicos y técnicos utilizan un haz con una dosis de radiación cuidadosamente medida sobre las células cancerosas. En función del tipo de cáncer y su ubicación, el equipo decide entre utilizar radioterapia externa mediante haces de radiación o colocar fuentes de radiación en el interior del organismo del paciente. La radiación daña el ADN de las células cancerosas. Al ser defectuosas su ADN no puede repararse, con lo cual se acaba su capacidad de dividirse y crecer y a la larga mueren.
Cuanto mayor sea la radiación más células cancerosas se destruyen, pero también hay mayor riesgo para los tejidos sanos circundantes. Por eso es fundamental que haya una máxima precisión en la delimitación del tumor y la aplicación de las dosis exactas de radiación.
En el mundo, cada año más de 14 millones de personas son diagnosticadas de cáncer, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)
Avances
A día de hoy, gracias a los avances en física, tecnología e informática, y sobre todo gracias a la tecnología nuclear, la radioterapia resulta mucho más efectiva que nunca.
Según May Abdel-Wahab, directora de la División de Salud Humana del OIEA, "estos avances pueden mejorar la calidad de vida del paciente durante el tratamiento y, en el caso de muchos tipos de cáncer, mejorar también la delimitación y focalización del tumor, reducir las recaídas y aumentar las tasas de supervivencia".
Ya se pueden utilizar técnicas de radioterapia tridimensionale para definir dónde acaba el tumor y dónde comienza el tejido sano
Técnicas más exactas contra el cáncer
Anteriormente la radioterapia utilizaba imágenes bidimensionales de los tumores, con la consecuente falta de precisión y peligro para los tejidos colindantes. Gracias a los avances en imagen y planificación del tratamiento ya se pueden utilizar ténicas de radioterapia tridimensionale para definir dónde acaba el tumor y dónde comienza el tejido sano para delimitar el contorno con exactitud antes de aplicar la radiación. Gracias a los instrumentos de planificación automatizados, los especialistas pueden localizar los tumores y planificar la cantidad exacta de radiación que se debe aplicar en cada parte del tumor y desde qué ángulos.
Braquiterapia y SBRT
Una de estas técnicas innovadoras es la braquiterapia tridimensional, una forma de radioterapia interna mediante semillas, listones o cápsulas con fuente de radiación que se introducen en el cuerpo dentro o cerca del tumor.
Otra, aún más revolucionaria, es la radioterapia estereotáctica corporal (SBRT por sus siglas en inglés), que consiste en obtener imágenes cuatridimensionales (altura, anchura, profundidad y en algunos casos movimiento) para radiar desde múltiples ángulos, permitiendo aplicar dosis más altas con tratamientos más breves. El paciente recibe un tratamiento más eficaz con menos sesiones y, por lo tanto, menos efectos nocivos para su salud.
La radioterapia estereotáctica corporal (SBRT) obtiene imágenes cuatridimensionales para radiar desde múltiples ángulos
"En el caso de algunos tipos de cáncer que son inoperables o que no pueden tratarse eficazmente con la radioterapia tradicional, la SBRT supone una nueva oportunidad de seguir con vida", afirma Tarek Shouman, Jefe de Radioncología del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Egipto.
El Dr. Shouman y el equipo de NCI ya utilizan la SBRT, en parte gracias al apoyo del OIEA; para tratar el cáncer de pumón en fase inicial y el cáncer recurrente de cabeza y cuello, así como el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer hepático.
Actualmente, el cáncer hepático es la tercera causa más frecuente de muerte por cáncer a nivel mundial. Durante años, la radioterapia tradicional no fue eficaz para tratar este tipo de cáncer ya que no era posible administrar en condiciones de seguridad dosis de radiación lo suficientemente elevadas a un tumor hepático por los riesgos que ello comporta para el tejido sano circundante. Con la SBRT hasta los pequeños tumores hepáticos pueden tratarse con dosis más altas de radiación sin dañar el tejido sano.
Fuente: OIEA