Ignacio Durán
Voces destacadas - 13 de julio, 2022

Ignacio Durán

Profesor emérito Ad-Honorem de la Universidad de Santiago de Compostela

“España tiene la responsabilidad de mantener su parque nuclear”

Ignacio Durán Escribano es Catedrático jubilado de Física Atómica y Nuclear, profesor emérito Ad-Honorem de la Universidad de Santiago de Compostela y asesor del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas. En esta entrevista asegura que “los prejuicios contra la energía nuclear se basan en la falta de información” y, por ello, pide que la información sobre esta tecnología llegue a todos los niveles, “empezando por la educación básica”. Cree que España necesita de la energía nuclear porque, “a día de hoy y por muchas décadas es la única fuente limpia, continua y con precio estable”. “España tiene la responsabilidad de mantener su parque nuclear”, asevera.

En un artículo afirmó que hay una diferencia importante entre el riesgo real del uso de la energía nuclear y la percepción que se tiene ¿por qué?

Ocurre en todos los campos donde el tema de la percepción social de los riesgos es complejo. Asumimos bien los riesgos, incluso mortales, de muchas actividades industriales probablemente porque los hemos conocido desde siempre, mientras que el miedo a la radiactividad es algo muy reciente, apenas dos generaciones. Parecería lógico que hubiese un cambio en la opinión pública respecto al uso de la energía nuclear, pero para ello tiene que hacerse llegar la información adecuada a todos los niveles, empezando por la educación básica. Los propios alumnos de las facultades de Física tienen que hacer un cambio de mentalidad para aceptar que los riesgos que puedan sobrevenir de la exposición a la radiactividad son prevenibles y limitados en función de las dosis recibidas.

“Los riesgos que puedan sobrevenir de la exposición a la radiactividad son prevenibles y limitados en función de las dosis recibidas”

Reciben más información que la que tienen otros sectores de la educación y adquieren, entonces, la capacidad de desarrollar una percepción real del riesgo. 

¿Cómo cree que se podría fomentar el conocimiento de los beneficios del uso de la energía nuclear en nuestra sociedad?

El conocimiento de la energía nuclear no puede disociarse de la formación medioambiental. La radiactividad natural forma parte de la vida en la Tierra desde sus orígenes y no hay nada que la distinga de la radiactividad artificial. No es difícil introducir en los currículos docentes nociones sobre el radón, el potasio-40 o la radiación de origen cósmico, para que sirvan de comparación con el uso controlado de la radiactividad a nivel médico e industrial.

“El conocimiento de la energía nuclear no puede disociarse de la formación medioambiental”

Hay que empezar, siempre, por la educación básica para poder crear una percepción social de que los riesgos están asociados a las dosis recibidas y son medibles y, por tanto, controlables. No hay que ser experto en radiometría para adquirir una familiaridad con las radiaciones y saber que, estableciendo límites dosimétricos, se puede convivir con ellas, como con tantos otros productos potencialmente tóxicos. Solo se puede tener una valoración adecuada del balance riesgo/beneficio si se conocen ambos. Los beneficios de una fuente de energía limpia y segura son fáciles de explicar, pero hay que conocer también sus riesgos y saber relativizarlos.

“La radiactividad natural forma parte de la vida en la Tierra desde sus orígenes”

¿Considera que la actualidad energética y medioambiental motiva que se esté hablando de los aspectos positivos de la energía nuclear?

Al margen de una optimización constante de los recursos energéticos, la lucha ¡urgentísima! contra el calentamiento global requiere la supresión total del carbón de entre las fuentes de energía y la minimización del uso de los otros combustibles fósiles. Para suplir estas fuentes súper contaminantes se cuenta con el desarrollo de las denominadas renovables (viento, sol y agua), pero estas fuentes se ven afectadas por su intermitencia, al estar sujetas a la variabilidad de la meteorología. Se requieren así dos cuestiones básicas: una es el desarrollo de sistemas de almacenamiento de energía y otra es el mantenimiento de la energía nuclear que, a día de hoy y por muchas décadas, es la única fuente limpia, continua y de precio bajo y estable. A estas dos cuestiones básicas hay que añadir la adecuación de la red de distribución eléctrica a las nuevas premisas de producción y consumo porque, no hay que olvidarlo, entre el 20% y el 30% de la electricidad producida se pierde en la propia red antes de que llegue a su destino.

“La lucha urgentísima contra el calentamiento global requiere la supresión total del carbón”

La cuestión coyuntural del precio de la energía tiene un evidente impacto directo sobre el bienestar social. De poco sirve un mix adecuado de las fuentes de producción de energía si las leyes establecidas de su mercado no están bien fundadas. En este sentido, la energía nuclear ayuda, en tanto en cuanto es relativamente barata y su comportamiento es previsible.

En un reciente artículo de opinión indicó que es “vital” que las centrales nucleares españolas operen más años. ¿Cuáles son sus argumentos?

España cuenta con un conjunto de reactores nucleares en funcionamiento seguro, bajo la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear. En estos años difíciles que estamos viviendo, si no hubiese sido por ese 20% sostenido de producción eléctrica a precio constante, todas las políticas de bienestar social habrían sufrido mermas incalculables. Al mismo tiempo, las actividades industriales que requieren alto consumo eléctrico se habrían visto gravadas en exceso, llevándolas a situaciones de difícil competencia dentro del mercado europeo. España está superando con dificultad las crisis encadenadas y nada permite pensar que vayan a dejar de venir una detrás de otra. Si a eso le añadimos una reducción de la energía nuclear, estamos jugando irresponsablemente con el bienestar social y el desarrollo industrial. España tiene la ineludible responsabilidad de mantener y renovar su parque nuclear dentro de un mix energético limpio, económico y seguro.

“Si reducimos la energía nuclear jugamos irresponsablemente con el bienestar social y el desarrollo industrial”

En sus artículos también explica, en respuesta a argumentos antinucleares, que las reservas de uranio no ser agotarán. ¿Hay suficientes reservas en el mundo?

Estudiando el problema de las reservas mundiales de los distintos combustibles no-renovables se llega a la conclusión de que no es correcto el planteamiento inicial de estimar su agotamiento, sino que hay que considerar el encarecimiento continuo, que depende tanto de la evolución a la baja de las reservas como de la evolución al alza de la demanda. En el caso de los combustibles fósiles es previsible un encarecimiento continuo exponencial, en tanto en cuanto sus reservas no se renuevan a ritmo histórico y están, por tanto, condenadas a devenir escasas. El caso del uranio (o del torio) es diferente, no tanto porque sus reservas naturales puedan ser muy grandes, sino porque en los ciclos de combustión en los reactores solo se queman unos pocos porcientos del combustible. Dicho de forma rápida, el ciclo de combustión no agota el combustible porque viene marcado por la acumulación de isótopos residuales de los procesos de fisión y captura, que entrañan pérdida de eficiencia y exceso de radiación gamma. Este combustible usado es susceptible de reprocesamiento para separar aquellos isótopos no deseados, recuperando así su plena capacidad como combustible fresco.

Foro Nuclear Ignacio Duran

“El uranio y el torio nunca van a resultar escasos”

Por otra parte, ciertos diseños de reactores (MOX), de los cuales hay varios modelos en funcionamiento, pueden usar mezclas de combustibles que incluyen los residuos de plutonio-239, incrementando así el stock del combustible nuclear. Estas operaciones de reaprovechamiento del combustible tienen un coste asumible, asegurando que el uranio y el torio nunca van a resultar escasos y no va a producirse, como sí es en el caso de los combustibles fósiles, un aumento exponencial de su precio.

La gestión de los residuos radiactivos preocupa a la población. ¿Qué les diría?

Tras setenta años de experiencia en el funcionamiento comercial de los reactores nucleares, va demostrándose que todas las dudas históricas tienen ahora soluciones adecuadas. El almacenamiento, en las varias etapas del proceso, ya no plantea problemas medioambientales, pero es cierto que la mayor parte de la población rechaza la idea de vivir cerca de una planta de almacenamiento que no reporta beneficios palpables, sobre todo, cuando la información que recibe es parcial y contradictoria. Es necesario, además de una correcta información basada en experiencias constatables en otros países, aportar un beneficio inmediato para la región que acoge una planta de almacenamiento.

Tras apuestas firmes por esta tecnología en Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Canadá, Finlandia, Corea del Sur, China, Rusia, República Checa, Polonia y muchos otros países, ¿cómo estima que será el futuro de la energía nuclear a corto y largo plazo en Europa y en el mundo?

El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), en su reciente Sexto Informe de Evaluación del Cambio Climático, constata que el ritmo actual de reducción de los gases de efecto invernadero no es el adecuado para invertir la tendencia del calentamiento global. A esto se ha venido a juntar la desastrosa guerra de Rusia contra Ucrania, poniendo de manifiesto la dependencia del gas natural en un contexto europeo de reducción del parque nuclear liderado por Alemania e Italia. Si miramos la evolución de los reactores nucleares, vemos que entre 1999 y 2020 se han retirado 103 reactores y 104 han entrado en producción, con un aumento, sin embargo, de la generación debido al incremento de la potencia media de los reactores de nueva generación. Ahora bien, más de la mitad de los reactores retirados no lo han hecho por razones técnicas sino por cuestiones políticas, incidiendo así en la ralentización de la lucha contra el cambio climático.

“Más de la mitad de los reactores retirados no lo han hecho por razones técnicas, sino políticas”

En la última década estamos viendo un cambio de tendencia que empezó por los países orientales antes que en los occidentales. Según la Word Nuclear Association hay en la actualidad 55 reactores nucleares en construcción en 19 países y la Agencia Internacional de la Energía (IEA), de la OCDE, en su 2021 Word Energy Outlook prevé para 2050 un incremento del 26% de la capacidad nuclear instalada a nivel global, principalmente en China, Rusia, India, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos. Ese crecimiento global del 26% puede parecer relativamente alto, pero del citado informe de la IEA se deduce que el impacto acumulado de todas las fuentes limpias apenas va a resultar en una reducción del 1% de las emisiones totales de CO2 para 2050.

“Hay que plantear de forma responsable la renovación del parque nuclear para reducir las emisiones”

Hay, por tanto, que plantear de forma responsable la renovación del parque nuclear, al mismo tiempo que se realiza el desarrollo a ritmo forzado del almacenamiento de los excesos producidos por las fuentes intermitentes.

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